Se trata de narraciones semanales que se popularizaron a principios del siglo XX en América Latina y que eran distribuidas en kioscos o directamente en las puertas de las casas de los suscriptores. Este tipo de textos crea un nuevo público ampliado que no se había presentado antes en el mercado y que desborda los circuitos tradicionales de lectura. Una lectura veloz, realizada más por placer que por aprendizaje, que habla de la ensoñación y el deseo de conformar un hogar, tener una familia, las relaciones afectivas, etc. Dicho artefacto cultural, elaborado para un público con imitaciones sociales y económicas, podría ser leído como una esperanza que motivaba las expectativas de progreso y ascenso social de las personas.
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